Los motivos de las oleadas de despidos no son nuevas; el factor diferencial sigue siendo la velocidad de los cambios
Unos 250.000 trabajadores de las principales empresas tecnológicas del mundo han sido despedidos los últimos meses. Las noticias sobre estos acontecimientos se han ido sucediendo compitiendo en nuestro asombro. Arrojan un ranking que va desde los 18.000 despedidos de Amazon hasta cantidades modestas en empresas de servicios de streaming. Incluye casi toda la nobleza del sector, entidades que hemos admirado estos años se han apuntado al despido masivo para ajustar sus plantillas.

Francisco Cantón, gerente en CoE SAP de Ibermática an Ayesa company.
Con la notable excepción de Apple que anunció su intención de mantener plantilla, el resto ha aprovechado el rebufo de anuncios para un estruendoso “me too”. Mucho se está escribiendo de los motivos de fondo tras estas maniobras. Un rosario que va desde un reajuste a las condiciones de mercado tras los crecimientos de la pandemia hasta las teorías de la gran sustitución en ciernes con el advenimiento de la inteligencia artificial. Algunos de estos ajustes parecen muy claros como el de Pelotón, que sufre un cambio de ciclo con el fin de la pandemia. Algo similar está ocurriendo con las más relacionadas con el comercio electrónico, la publicidad digital o los servicios de streaming. En otros casos hay movimientos de ajuste a las condiciones de mercado y a las carteras de productos y servicios. Puede ser el caso de Microsoft que anuncia despidos mientras se lanza a una potente inversión en ChatGPT.
Son grandes compañías que, con excepciones puntuales, ofrecen beneficios cuantiosos a sus accionistas. Por otro lado, en general, no son cantidades significativas dentro de enormes plantillas que crecieron exponencialmente estos años. Algunos movimientos han sido bastante convulsos con seguimiento exhaustivo en los medios. Otros, resultan complicados de manejar al anunciar despidos futuros y pendientes de calibrar en cantidad y afectados.
Para llamar a más confusión, recibimos noticias constantes de la necesidad de personal cualificado en tecnologías de la información. En España se cifran entre 120.000 y 140.000 los puestos vacantes. Mientras los grandes actores eliminan posiciones, las necesidades de las compañías del sector en el país conllevan más energías en la captación y formación de profesionales.
No falta alguna propuesta para intentar atraer parte de estos contingentes a España. Pero tenemos un doble problema; de entrada, la escasez de recursos, además, los más capaces y adaptados para trabajar en entornos internacionales ya están siendo captados. Pero a niveles salariales de los otros países. Algo que no sólo ocurre con las tecnologías de la información. La localización cada vez es menos hándicap y el talento se globaliza. Subrayo que lo que se globaliza es el talento. Otra cosa son las necesidades de personal cualificado. Esto hace que el proceso sea especialmente peligroso para los exportadores.
A pesar de que el salario medio del sector en España es más alto que el general y de la demanda existente, las ofertas están lejos de las de países de nuestro entorno. Tampoco el mercado parece ser capaz de absorber servicios profesionales basados en salarios más altos. A pesar de las circunstancias, las ofertas no siguen el ritmo de los costes.
El factor diferencial sigue siendo la velocidad de los cambios. Nada de lo que pasa es nuevo. Tecnologías que hacen más eficiente el trabajo de las personas, cambios en los modelos de negocio, perspectivas económicas, cambios en los mercados, etcétera, todo a la vez y a velocidades que no conocíamos. Llevar nuestras capacidades de adaptación y reacción a este nuevo entorno será lo más complicado.