Debemos aprovechar este nuevo requisito de aceleración digital como una oportunidad para diferenciarnos de otros competidores y regiones más centrados en estrategias low-cost
Ha pasado más de un año desde el inicio de las restricciones para contener la propagación de COVID-19 en Europa y en la mayor parte del mundo, coincidiendo con lo que ahora denominamos la primera ola. El impacto personal para todos nosotros ha sido destacado, además de la incertidumbre en los negocios y ecosistema empresarial. Esta incertidumbre profesional se ha trasladado a todos los niveles: económico/político, financiero, operativo/negocios, clientes y talento/HR.

José Manuel Barrutia, director de Estrategia de Ibermática y de Ibermática/Digital.
En todos estos meses hemos visto cómo se ha consolidado la opción del teletrabajo; eso sí, para algunos sectores de actividad y profesiones que permiten desarrollar la actividad de forma remota, al menos parcialmente. También me doy cuenta de que he asistido a eventos que antes se hubieran implementado de forma totalmente diferente. Así, por ejemplo, nuestro kick-off global en Ibermática fue recientemente transmitido en directo para 4.200 profesionales en más de 10 países que estaban, al 90%, teletrabajando en sus domicilios. También he compartido una graduación virtual con directivos de 5 continentes, o participado en programas de televisión en directo… desde lo que yo llamo la oficina de mi casa. Sirvan estos ejemplos para mostrar cómo, en muy poco tiempo, ha cambiado el panorama en cuanto al grado de digitalización que, como organizaciones y profesionales, incorporamos en la cadena de valor de nuestras actividades.
El paradigma digital ya estaba suponiendo una disrupción progresiva en los diferentes sectores con anterioridad a la pandemia del COVID-19, pero es que ahora se ha convertido en una prioridad para poder operar en un mundo con clientes y cadenas de suministro que, en ocasiones, tienen restricciones incluso legales para poder interactuar. Es lo que denominamos aceleración digital. Ya no se trata de adaptarse o evolucionar, sino de acelerar.
Así pues, debemos considerar este requisito de aceleración digital como una oportunidad para diferenciarnos de otros competidores y regiones más centrados en estrategias low-cost. Esto puede parecer contra-intuitivo, puesto que en periodos de recesión la lógica apunta a que todos (clientes, proveedores…) se aprietan el cinturón. Sin embargo, análisis más profundos, basados en evidencias de anteriores periodos de recesión, muestran que es mejor seguir diferenciándose y construir nuevos escenarios a partir de las fortalezas que hemos mostrado en estos meses de pandemia.
El impacto de COVID-19 en el tejido empresarial vasco es evidente, pero se aprecia una cierta estabilización de la situación, con menor afectación que en otras regiones. Recordemos cómo hace 5 años Michael Porter reconocía al País Vasco como pionero a la hora de poner en marcha el modelo de clústeres a la hora de vincular I+D+i con el tejido empresarial y mejorar su competitividad. Retomemos ese espíritu de diferenciación por calidad, competitividad e innovación, impulsados por NextGenEU, creando o participando en consorcios y sigamos acelerando digitalmente. Así lo entendemos en Ibermática en nuestro nuevo plan estratégico #NEXT22 y en nuestra relación con el ecosistema empresarial vasco. Es por ello que seguimos creando nuevas soluciones, productos y servicios; para dar respuesta a las necesidades de nuestros clientes, y en base a ello, crecer sosteniblemente como proyecto empresarial.